Año a año, la planta de vid atraviesa un proceso que comienza con un aparente período de latencia y culmina con la celebración de la vendimia. Aunque todos esperamos la época de la cosecha con entusiasmo, el cuidado en las etapas previas es igualmente importante. Estas son las fases de la planta y los procesos que realizamos en la finca de Alba en los Andes para acompañar la maduración de la vid en cada una de las estaciones.
Parada o latencia
El ciclo vegetativo de la vid comienza con un período de latencia o letargo, en el cual la planta está “dormida”. Con las primeras heladas de mediados de mayo, la planta pierde completamente sus hojas.
Durante este reposo invernal se realiza la poda (unos quince días posterior al comienzo de las primeras heladas), tarea fundamental que transcurre entre mayo y agosto. El período durante el cual se debe realizar la poda debe ser entre la caída de la hoja, hasta inicio de brotación. Si se espera más, esto puede ocasionar un daño a la vid. Es un proceso en donde se acondiciona la planta, dejando los cargadores o yemas que producirán las uvas de la próxima cosecha. La poda ayuda a lograr uniformidad y equilibrio en el aspecto de la planta, así como también mayor calidad y expresión en el producto final.
La canopia es el conjunto verde de la planta, lo que en los árboles conocemos comúnmente como copa. Con el manejo de la canopia, se logra mantener la estructura del viñedo iniciada con la poda en verde. El objetivo es, a su vez, generar un microclima en la vid que permita llegar a la máxima exposición del fruto a la luz solar y a la oxigenación necesaria para evitar enfermedades en el viñedo. El control de estos factores ayuda que la fotosíntesis de las hojas se realice de manera óptima.
Lloro
Una vez que el frío comienza a ceder, la savia de la planta gotea de los brotes recientemente podados. Por este motivo, decimos que la planta “llora”. Esta etapa es particularmente importante, ya que constituye la primera manifestación de que la vid sigue con vida luego de su largo período de inactividad.
Brotación
Aquí es cuando empiezan aparecer los primeros brotes verdes que crecerán hasta convertirse en hojas. La brotación se produce en las yemas, los troncos y los brazos de la planta. Para este momento, se realizan dos tareas: desbrote y despampanado. El desbrote consiste en eliminar todos aquellos brotes que no habían sido pensados por el podador, y suele llevarse a cabo a mediados de octubre y principios de diciembre. La labor de despampanado cumple un propósito similar, ya que se cortan los brotes más largos y se restringe su crecimiento.
Floración
Durante la floración, se produce la formación de las primeras hojas de la vid. Lo que suceda en esta fase condiciona el sabor de la uva y, por tanto, del vino, dado que se forman las moléculas de los azúcares y ácidos que lo compondrán.
En plena primavera, aparecen los embriones de las flores de uva. En Alba en los Andes, durante estos meses prestamos especial atención a las condiciones climáticas: se debe proteger a la vid de la lluvia y garantizar que le llegue el sol suficiente para que se alimente y pueda crecer. La fecha de floración de la vid marcará cuándo comienza la vendimia y también cómo será el volumen de la cosecha.
Cuaje
Durante esta estación, la vid florece y se produce la fecundación. El cuaje sucede cuando la flor se vuelve fruto. Es importante notar que solo pasarán por este proceso aquellas flores que hayan sido polinizadas. Por el contrario, las demás irán desapareciendo con el tiempo. Las uvas primero adquieren el tamaño de un grano de arveja (en este punto, las bayas tienen poco menos de un centímetro de diámetro), y luego de un racimo cerrado.
Envero
Llegado el momento del envero, las uvas pasan por un proceso de transformación en el que van cambiando su color. Los frutos mutan de su color verde característico, al violeta para las uvas tintas (pasando primero por un color rosado), o al amarillento para las variedades blancas. Sumado a esto, para los vinos tintos de alta gama, se realiza un raleo de racimos dejando solamente uno o dos por brote, para así promover la concentración buscada.
Maduración
Durante la fase madurativa, la uva adquiere un sabor más dulce, debido a que durante la fotosíntesis baja el nivel de ácidos en las hojas, a la vez que aumenta su contenido en azúcares.
A partir de allí, los profesionales de nuestra bodega realizan controles periódicos al grado de maduración de las uvas, para determinar el momento óptimo para su cosecha. No hay una fecha exacta recomendada, ya que dependerá del tipo de vino que se desee producir.
El fenómeno del agostamiento también ocurre en esta etapa, cuando los racimos maduran. Esto hace que los pámpanos se tornen de un color más oscuro, creando una corteza y acumulando sustancias de reserva que los protegerán en el invierno. Se dice que el agostamiento asegura la perennidad de la planta, ya que determina la resistencia de la vid a las heladas del invierno, así como también el vigor de los pámpanos en la primavera siguiente.
Vendimia
Llegó la parte más esperada: la recolección o cosecha de las uvas. Esta actividad comienza en el mes de marzo, una vez que disminuye el calor más intenso de los meses de verano. Luego de la vendimia, se mantienen tareas como el riego para mantener las raíces activas, y se realiza la fertilización post cosecha para tener un buen inicio en la próxima primavera.
Amarillamiento y Caída de Hoja
Entre uno y dos meses después de la cosecha, la vid experimenta un proceso de parada vegetativa y de producción, ingresando así a la fase de latencia. Las condiciones atmosféricas desencadenan una disminución en la actividad de la planta, lo que resulta en una absorción más lenta de nutrientes por parte de las raíces.
Las hojas, que previamente exhibían una actividad intensa durante la primavera y el verano, experimentan un cambio en su coloración, tornándose de color amarillento, para finalmente caer. Este fenómeno marca el inicio de la parada invernal, culminando así el ciclo anual de la vid.
Y así es como culmina este maravilloso despliegue de naturaleza cíclica: luego de la vendimia, con la llegada de los primeros fríos, la planta comienza a prepararse nuevamente para resguardarse durante el período invernal.