Si pensamos en Alba en los Andes, automáticamente vamos a los vinos porque son la cara visible, la vidriera que mostramos al mundo. Pero detrás de cada botella, está el incansable trabajo de muchas personas que permiten que le llevemos al consumidor el mejor producto posible. Por eso, queremos que conozcan a quienes forman parte del equipo de este emprendimiento. Son ellos los que logran que las ideas se materialicen.
En Alba en los Andes realizamos un trabajo manual a lo largo de toda la cadena de producción. Nuestros profesionales conocen muy bien la zona porque recorren la finca a diario, entienden la variedad con la que trabajan y el vino que quieren lograr. Este arduo proceso se realiza también en la bodega, donde se obtiene un punto de cosecha que es sensitivo. ¿Qué significa esto? Que se cosecha a nivel degustativo, probando las uvas a diario hasta que se consigue el punto justo de madurez para el tipo de vino que se está buscando. Este trabajo tan personalizado es lo que hace especial a nuestros vinos. Allí se ve la articulación humana de nuestros procesos de vinificación.
El equipo para lograr el mejor vino
Bernardo Bossi Bonilla es nuestro enólogo. Tiene una vasta experiencia trabajando en bodegas y desde el momento que se sumó al proyecto aportó todo su conocimiento y dedicación. Es el encargado de lograr una continuidad estilística con materiales dispares, siendo que cada año se obtienen vinos distintos por diversos factores. Para lograr esto, Bernardo tiene que estar muy presente en la finca, recorriéndola y participando activamente en el proceso. No le gusta hablar de industria, “prefiero relacionarlo más con algo artesanal por la cantidad de mano de obra que genera, por la tierra, la familia, ese es un valor agregado”, remarca.
Marcelo Canatella es nuestro ingeniero agrónomo, con una gran trayectoria en Argentina y asesor de diversas bodegas del país. Un apasionado del trabajo en los viñedos, conoce cada rincón de nuestra finca. Cuando se unió a Alba tenía todo por hacer y el gran desafío fue empezar desde cero a marcar el camino que íbamos a transitar. Él destaca que siempre contó con el apoyo de todos en el equipo y que eso hace todo más fácil: “Ven a la vitivinicultura como un arte y no simplemente como una planilla numérica”, asegura.
Por último, Ornella Susca es la encargada de la parte operativa y logística de la bodega. Es la integrante más nueva del equipo y llegó para aportar toda su experiencia y energía. Sumarse a este proyecto significó para ella conocer una cultura organizacional distinta y continuar aprendiendo. Lo que más le atrae de estar inmersa en la industria del vino es que “hay muchas personas involucradas, recursos y pasión, todo con el objetivo de lograr un impacto en las personas, porque abrir una botella es una sorpresa”.
El compromiso que tienen las personas que trabajan en Alba en los Andes es indispensable para mantener el rumbo del proyecto. Para nosotros, el recurso humano es tan importante como la propia materia prima, son el para el otro, se necesitan y complementan todo el tiempo y eso se ve reflejado en el resultado: nuestros vinos.