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Como cada año, nos reencontramos con la vendimia y todos los rincones de Mendoza se tiñeron de fiesta. Como ya les contamos en un artículo anterior, es una época de celebración donde se ve materializado todo el trabajo que se realiza en la finca a lo largo del año. 

La vendimia es una etapa que suele tener lugar entre los meses de febrero y abril. La fecha exacta de cosecha de cada variedad de uva está totalmente condicionada por múltiples factores como el climático (heladas, lluvias, sequías, etcétera) y la ubicación geográfica, entre otros. Pero antes de llegar al momento de la vendimia, hay un arduo trabajo, mucha dedicación y paciencia para cuidar cada detalle de la vid y lograr una cosecha de calidad excepcional. 

Se necesita mucha dedicación y paciencia para cuidar cada detalle de la vid.

La planta pasa por diferentes ciclos durante el año y se debe controlar su correcto crecimiento y evolución para obtener los resultados esperados.

Para ello, nuestro equipo de expertos recorre el viñedo a diario y realiza las tareas que se requiere en cada momento específico. Entre las labores, se encuentra la prevención y curación de enfermedades, abonado del suelo y el corte de brotes indeseados (desbrote) para estimular el crecimiento de las plantas.

Luego se realiza el ajuste del riego según los requerimientos, la corrección de alambres y arreglo de la enmaderación para redirigir las ramificaciones.

Además del raleo de racimos para lograr una mayor calidad de uva, la quita de hierbas no deseadas, entre múltiples tareas.

Todas estas labores tienen como resultado el óptimo crecimiento y maduración de la fruta.

A partir de allí, se controla diariamente la cosecha para decidir la fecha, según la cepa, en que se procederá a su recolección. Pasada la vendimia, se realiza una poda de la vid y comienza su reposo, su momento de descanso, hasta que vuelve a brotar al llegar la primavera y su ciclo arranca nuevamente.

La producción de la vendimia de este año, según un informe del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), alcanzará los 1.944,9 kilos, lo que implica una pequeña disminución respecto de la cosecha anterior, que fue de 2.222,9 kilos. En el caso puntual de Mendoza, se estima que hubo también una baja, situación que podría haberse dado por las heladas tardías durante la primera semana de octubre de 2021 y por las tormentas de granizo producidas entre diciembre y febrero del 2022, según dicho organismo. 

“Estamos viviendo una cosecha un tanto difícil en términos climáticos, lo que nos obliga a desplegar todos los conocimientos para lograr la tan deseada calidad”, confiesa Bernardo Bossi Bonilla, nuestro enólogo.

A pesar de los números negativos exhibidos por el INV, en Alba tuvimos un aumento de un 17% en la producción de Chardonnay y un 16% más de Cabernet Franc.

En Alba en los Andes aumentó la producción de Chardonnay y Cabernet Franc.

Fueron muchos los desafíos a los que nos hemos enfrentado durante el último año, pero nuestro balance es positivo y estamos ansiosos por lo que se viene. “Tenemos muchas expectativas puestas en nuestro Cabernet Franc, está dando mucho que hablar en el mercado”, confiesa nuestro enólogo.

“Estamos en plan de aumentar la superficie cultivada para poder satisfacer la demanda generada por este vino”.

Bernardo Bossi Bonilla

Una vez más, brindamos por el reencuentro con la tan esperada vendimia, una época donde celebramos los resultados obtenidos después de tanto trabajo y sacrificio, y renovamos nuestro compromiso por mantener la calidad que distingue a la vitivinicultura mendocina. 

Esperamos que en los vinos de Alba en los Andes que saldrán al mercado en los próximos meses, se pueda ver plasmada la dedicación que brindamos a diario para seguir desarrollando el potencial que nos ofrece nuestro Valle de Uco.

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