El enólogo es uno de los pilares clave dentro de una bodega durante la cosecha de las uvas. Ahora bien, una vez culminada la vendimia y puesta en marcha la vinificación, hay una serie de tareas que acompañan esta profesión a lo largo del año. A continuación, compartimos el resumen de cada una de estas tareas que detallan el trabajo inmensurable de esta apasionante profesión.
- Cuidado de la viña: el enólogo debe comprender a fondo el terroir, el suelo y el clima para gestionar la viña de manera óptima, adaptándola a las demandas del mercado y asegurando la calidad de la uva.
- Control del proceso de elaboración y supervisión en la bodega: comenzando por la cosecha, pasando por la selección de la materia prima y culminando con la fermentación, los enólogos gestionan meticulosamente cada fase del proceso de elaboración, manteniendo estándares de higiene y seguridad.
Desde análisis físicos, químicos y microbiológicos hasta evaluaciones organolépticas, los enólogos supervisan cada etapa del proceso de vinificación para garantizar la calidad del vino. Generalmente, las barricas están loteadas para poder seguir la trazabilidad desde el viñedo hasta la bodega.
3. Diseño de técnicas de crianza y conservación: los enólogos son responsables de diseñar estrategias de crianza y conservación del vino, determinando su perfil sensorial y asegurando su calidad a lo largo del tiempo.
4. Trasiegos y ajustes de pH: para controlar y mejorar el vino, asegurando su estabilidad y evolución adecuada. Trasegar los vinos implica limpiarlos de sus tanques y trasladarlos de un recipiente a otro, luego de estar un tiempo en barricas. Junto con ello, se hace el relleno de barricas.
5. Análisis y degustación continua: a lo largo del año, se realizan análisis mensuales y degustaciones para monitorear la evolución de cada lote y barrica, ajustando el proceso según sea necesario. Una vez terminado el periodo de fermentación, se procede a separar, por el frío y la decantación natural, el vino de las borras. A partir de este momento, ya se debe ir degustando el vino, para sentir cómo evoluciona y se va abriendo progresivamente. Al cabo de un mes y medio, ya se logra un vino lo suficientemente terminado como para que a partir de junio/ julio inicien los respectivos controles dentro de la bodega.
Lo cierto es que los vinos, sobre todo los que están en barrica, van cambiando mucho, por la microoxigenación y el aporte específico que le de cada tipo de madera. Como parte del proceso de assemblage que se realiza con cada lote, se va degustando barrica por barrica para ver qué le va a aportar cada una a lo que se quiere lograr. Así, se van analizando los componentes de cada una para elegir el corte deseado.
- Supervisión del fraccionamiento y comercialización:
Posteriormente, los enólogos supervisan el fraccionamiento y vestido de las botellas, asegurando una presentación atractiva y coherente con la calidad del vino. Además, en algunos casos incluso se encargan de la comercialización, aplicando conocimientos en ventas, marketing y economía para llevar el producto al mercado con éxito.
El trabajo del enólogo va más allá de lo técnico, implicando una parte artística y sensorial crucial para crear vinos de calidad. Su dedicación y conocimiento son fundamentales para mantener la excelencia en cada botella que sale de la bodega.
Desde Alba en los Andes, nos complace expresar nuestro más sincero agradecimiento a nuestro enólogo Bernardo Bossi Bonilla por su dedicación incansable, su profundo conocimiento y su pasión inigualable por el arte de la vitivinicultura. Su compromiso y talento son fundamentales en la creación de nuestros vinos excepcionales, llevando el legado de nuestra bodega a nuevos horizontes. ¡Salud, por muchos más vinos de éxito compartidos!