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El decanter, una pieza de cristal soplado que emana elegancia y sofisticación, es mucho más que un accesorio decorativo en la mesa de un amante del vino. En esta nota, exploramos por qué y cómo decantar un vino, desentrañando los secretos detrás de este proceso aparentemente simple pero fundamental.

¿Qué es un decanter y para qué se usa?

El decanter, con su cuello largo y base ancha, es un componente esencial para cualquier aficionado al vino que valora la experiencia sensorial completa. Más allá de su funcionalidad estética, su propósito principal es mejorar el vino, cumpliendo dos funciones muy importantes: por un lado, se utiliza para oxigenar el vino y así despertar los aromas que a veces quedan “dormidos” por permanecer encerrados en la botella —lo que se llama “trasvasar”. Al depositar la bebida en el decanter, se aumenta la superficie de contacto entre el vino y el aire. Esta es la misma función que cumple la forma de la copa de vino, solo que en el decantador, el proceso se ve significativamente acelerado.

La segunda función es evitar que lleguen a la copa los sólidos que se forman en el fondo de la misma por el paso del tiempo. De aquí viene la denominación propia de “decantar”, que quiere decir separar los sólidos de los líquidos.

Orígenes de la decantación

Se estima que el origen primario del decanter se remonta a las antiguas ánforas de barro romanas que luego eran distribuidas entre los hogares, previo a la división del vino en botellas. Luego, fueron los “vigneron” europeos los que siguieron usando los decantadores, cuando aún no era habitual la práctica del filtrado del vino. Las botellas contenían formaciones de sedimentos en su base, por lo que era tarea del bebedor separarlos antes de servirlos.

Desde la Antigua Roma hasta su continuo uso por parte de los viticultores europeos, el decanter ha desempeñado un papel crucial en la evolución del servicio del vino. Conocer su historia nos conecta con la rica tradición vinícola que abarca siglos.

Técnica de decantación: ¿Cómo decantar un vino?

Decantar un vino es más que verterlo en un recipiente elegante. Requiere una técnica adecuada para garantizar que el vino alcance su máximo potencial. Antes de usar un decantador, siempre es recomendable verter una pequeña cantidad del vino a beber y mojar con este las paredes del recipiente. De esta forma, se evita cualquier aroma previo que pueda interferir con el del vino. Si bien en algunos casos es suficiente con trasvasar el líquido antes de servirlo, en otros se lo debe hacer con anticipación y dejar que repose unas horas en contacto con el aire dentro del decantador.

Pro Tip: más allá de que el recipiente lo permita, no se debe colocar el contenido de dos botellas diferentes en un mismo decanter, dado que si alguno de los vinos tiene algún defecto, estaremos contaminando a su vez el contenido de la otra botella. Cada botella merece su propio momento de gloria en el decanter.

Mantener tu decanter limpio y en perfectas condiciones también es fundamental para preservar su belleza y funcionalidad. Un consejo es eliminar los sedimentos con agua y sal gruesa y agitando el decanter, para luego proceder al lavado. El paso siguiente es colocar una gotita de detergente en el decanter, y a la hora del enjuague final, se llena por completo de agua y se vacía de una vez. Finalmente, se deja unos segundos boca abajo con una servilleta cubriendo la boca del recipiente, para eliminar cualquier residuo de humedad que haya quedado.

¿Qué vinos decantar?

La decantación no es solo para los tintos robustos; los blancos también pueden beneficiarse de este proceso. Desde los tintos jóvenes hasta los blancos de alta gama, te contamos qué vinos se benefician más de la decantación y por qué.

Cuando se trata de un vino estructurado y carnoso nuevo en el mercado, sí veremos beneficios a la hora de decantarlo, ya que aparecen aromas que permanecían ocultos hasta el momento. Los tintos de guarda que se descorchan jóvenes también pueden ser trasvasados: en este caso, la finalidad es aumentar su presencia en boca y nariz. Mediante este proceso, se logra realzar los aromas frutales y el carácter del terruño, mientras que los taninos se suavizan.

Asimismo, el decanter resulta especialmente útil para aquellos vinos que han tenido una larga estiba. En muchas ocasiones, estos tienen sólidos y sedimentos que pueden enturbiarlo; por eso, es aconsejable decantarlos con sumo cuidado. Los vinos evolucionados, con larga estiba en botella, son los ejemplares que menos aireado necesitan ya que se oxigenan en el momento de descorcharlos: basta con hacerlo tan solo unos minutos antes de servirlos, para que se produzca el proceso de oxigenación a través del pico de la botella.

La cuestión de los vinos blancos se presta para debate: de hecho, los blancos de alta gama con capacidad de guarda suelen tener sus sabores y aromas apagados cuando se los prueba por primera vez. Es por ello que, de la misma manera que con los tintos, la decantación puede ayudar a abrirlos para que se expresen mejor. Hecha esta aclaración, también hay que decir que los blancos de mesa jóvenes no necesitan ser decantados para poder disfrutarlos en su totalidad.

Momento adecuado para decantar

Vinos Tintos

Los vinos tintos pueden tardar entre 20 minutos y dos horas en alcanzar su máximo potencial al decantarlos.

  • Vinos tintos de cuerpo ligero: sólo necesitarán entre 20 y 30 minutos.
  • Vinos tintos de cuerpo medio: conviene decantarlos entre 20 minutos y una hora.
  • Vinos tintos con mucho cuerpo: tardan entre una y dos horas en decantarse.

Vinos blancos

  • Vinos blancos jóvenes y ligeros: basta con abrirlos un rato antes de consumirlos, ya que al haber sido concebidos para beber inmediatamente no hay necesidad de decantarlos.
  • Vinos blancos con crianza en barricas o potencial de guarda: al tratarse de vinos aromáticos que estuvieron mucho tiempo guardados, se pueden trasvasar para que expresen mejor sus aromas y sabores.
  • Vinos blancos reducidos y rosados: ​​algunos necesitan decantar hasta 30 minutos, aunque 15 minutos deberían ser más que suficientes.

El decanter es una herramienta muy útil para todo amante del vino que busca elevar su experiencia de degustación. Este proceso tiene la capacidad de transformar una degustación en un momento sensorial por demás enriquecedor. Al comprender su importancia y dominar su técnica, podremos disfrutar plenamente de cada botella que descorchemos. Y para ello, ¿qué mejor que hacerlo de la mano de los vinos de Alba en los Andes? Aunque se aprecia en cualquier recipiente, nuestro Blend La Mujer es ideal para ser decantado si lo que se busca aprovechar al máximo sus propiedades.

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