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No caben dudas de que Mendoza se erige como la cuna del vino en nuestro país. En sus bodegas se producen nueve de cada diez botellas de los mejores Malbecs argentinos. Sin embargo, a lo largo y ancho de las 33 mil hectáreas de este varietal que alberga la provincia, se pueden encontrar distintos terroirs, cada uno de ellos con una personalidad, sabor y estilo únicos. En esta nota de blog, nos sumergimos en los detalles de esta región para descubrir la diversidad de esta tierra. 

Mendoza despliega sus viñedos en cuatro oasis que abarcan altitudes que van desde los 600 hasta los 1.500 metros sobre el nivel del mar. Este tapiz de terruños se desdobla en una amplia paleta de matices, estructuras y perfiles diferentes.

Luján de Cuyo: lugar por excelencia del Malbec

Este departamento, con su histórica designación de Denominación de Origen desde 1991, es el lugar de origen tradicional del Malbec. Los vinos oriundos de Luján de Cuyo se distinguen por su esencia floral y especiada, su paladar carnoso y sus taninos redondos. Pero al adentrarnos en las subregiones de Vistalba, Agrelo y Las Compuertas, descubrimos nuevas propuestas dentro de lo clásico. 

Vistalba tiene el clima más fresco de la región, donde la elegancia de su terroir se refleja en vinos con frutos equilibrados, tonos violáceos vivaces y aromas de frutas rojas frescas, confituras y frutos secos. Por su parte, Agrelo es reconocido por acoger antiguos viñedos frente al Cordón del Plata, a unos 980 metros de altura. La altitud y los suelos franco-arcillosos dan vida a vinos de color intenso y con notable expresión frutal.

Las Compuertas se caracteriza por sus altitudes elevadas y su clima propicio para el cultivo de uvas de alta calidad. La zona destaca por la producción de vinos tintos premium, especialmente Malbec, que reflejan la influencia de su terroir único. En esta localidad se encuentran emplazadas un gran número de bodegas.

Maipú: región histórica

Las tierras centenarias de Maipú, bañadas por los vientos fríos de la margen del río Mendoza, revelan tres subzonas fundamentales: Lunlunta, Barrancas y Medrano. Lunlunta y Barrancas ofrecen temperaturas y suelos cálidos durante el día, pero con caídas abruptas durante la noche. Los Malbec de estas regiones suelen destacar por su volumen de boca, taninos redondos y aromas de fruta roja madura y frutos negros. Por otro lado, la exposición al este de la zona de Medrano se distingue por sus tierras de perfil arenoso y de profundidad media. Esta confluencia de condiciones climáticas y de suelo resultan en unos Malbec bien perfumados, frutales y especiados, con boca carnosa y de taninos amplios.

San Rafael, tesoro del Sur

En el corazón de San Rafael, a 200 kilómetros al sur de Mendoza, la tradición se despliega en Malbecs de estilo ligero, complejo y tradicional, buen volumen y concentración. Esta zona está más alejada de la Cordillera y ronda los 700 metros sobre el nivel del mar. Las características de su ubicación determinan tintos de perfil frutal, con estructura y frescura medias. 

Valle de Uco: la Vanguardia del Malbec

Por último, nos adentramos en los departamentos de Tupungato, San Carlos y Tunuyán para explorar nuestro querido Valle de Uco, hogar de Alba en los Andes. El valle emerge como la novedad en el escenario mendocino de esta cepa: sus diferentes alturas y su ubicación frente a la montaña ofrecen un mosaico de climas y suelos. Desde Gualtallary, con sus altitudes elevadas y suelos calcáreos, hasta Vista Flores, con su distintivo toque aromático vegetal, cada rincón ofrece una experiencia única.

Gualtallary, en Tupungato, es una zona de altura que tiene viñedos plantados a hasta 1.500 metros, con un clima fresco y suelos minerales con alto porcentaje de gravas y calcáreo. Aquí, los Malbec resultan lineales, ricos en fruta roja y con buena concentración. 

Chacayes es un distrito de Tunuyán orientado este-oeste, que ha visto un gran crecimiento de plantaciones de Malbec en los últimos 15 años. Si bien posee suelos aluviales similares al resto de Uco, la distinción de esta región está dada por un trazo aromático vegetal, con notas de eucalipto y a las hojas de vid. 

Altamira, en San Carlos, es otro de los focos de mayor producción gracias a su diversidad y heterogeneidad de suelos. Su Malbec es de perfil frutal y algo vegetal, con boca mineral y de elevada frescura. Culminamos nuestro viaje en La Consulta, un distrito plantado hace más de cien años en torno a los 1.000 metros. La singularidad de sus vinos se desprende de suelos con presencia de arcillas, combinados con un clima un tanto más frío que el promedio de la provincia. Por esta razón, los Malbec ofrecen una serie de aromas frutales complejos, con trazos florales, y una boca de taninos carnosos y frescos. 

En cada sorbo, Mendoza revela su riqueza en forma de Malbec, donde cada terroir es una página que contribuye a la fascinante historia de esta variedad emblemática de Argentina. En Mendoza, el Malbec no solo es una variedad de uva; es una expresión artística, un testimonio de la diversidad de una región que ha convertido al vino en su lengua universal. Desde la cuna histórica de Luján de Cuyo hasta las alturas vanguardistas del Valle de Uco, cada botella es una invitación a explorar un universo de sabores cuya versatilidad va más allá de lo que se podría imaginar.

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