Te regalaron una botella de vino y decidís dejarla en la alacena para descorcharla en una ocasión especial. Pero resulta que… no todos los vinos se pueden añejar durante mucho tiempo. De hecho, algunos están hechos para ser consumidos en el año posterior a su embotellado. Para que un vino pueda ser considerado de guarda debe cumplir con diversos factores. Vamos a contarte los secretos del vino de guarda.
¿Qué es un vino de guarda?
Este concepto se refiere a aquellos vinos que cuentan con todas las herramientas naturales para tolerar el paso del tiempo y tener una buena evolución dentro de la botella. Estas condiciones naturales son, principalmente: tener un buen nivel de alcohol, buena carga fenólica, taninos fuertes y una buena acidez. Estas son las características intrínsecas del vino que nos pueden asegurar que tendrá un buen comportamiento durante su estiba.
A su vez, son importantes las condiciones donde se almacenará durante su guarda. El lugar debe estar al abrigo de la luz, tener una temperatura lo más constante posible, que no varíe entre los 15 y 17 grados y una humedad próxima al 75% – 80%.
“Estas condiciones nos van a asegurar, junto con las propias del vino, que el paso del tiempo le sienta bien, que adquiera nuevos sabores y pueda preservar el perfil aromático que se ha pretendido desde el comienzo”
Bernardo Bossi Bonilla
El oxígeno, el principal aliado del vino
La evolución de la bebida está relacionada con la oxidación paulatina. Por eso, otro aspecto a tener en cuenta durante la guarda es qué tapa o corcho utilizaremos. Su principal función es obturar la botella, que sea más o menos permeable a la transferencia de oxígeno. El tapado debe ser inteligente y dependerá de la variedad y el fin con el que es elaborado. Si se piensa un vino de guarda que estará varios años hasta ser consumido, colocaremos un tapón de muy buena calidad.
Existen distintos tipos de corchos, cada uno con características propias que establecerán el tiempo que es posible almacenar la botella. Hoy se tiende a que los vinos de guarda utilicen cada vez más el corcho de aglomerado, sin importar la categoría y el precio del mismo. De esta manera, se pretende preservar la calidad ante todo y disminuir al máximo los defectos de que la bebida adquiera el famoso “gusto a corcho”.
Un vino considerado químicamente de guarda puede no gustarle al consumidor común, su sabor es muy fuerte, está muy reactivo y puede resultar agresivo al sabor. Por eso, las bodegas lo guardan un par de años y lo sacan al mercado cuando consideran que ya se puede consumir, “cuando toda esa agresividad está domada”, sentencia Bonilla.
Argentina y los vinos de guarda
Hasta hace muy poco tiempo, Argentina desconocía si estaba preparada para producir vinos de guarda. Nuestra historia de calidad tiene entre 20 y 30 años y recién estamos probando los primeros exponentes de Malbec de guarda. Pero en el mundo, los principales vinos de este tipo tienen una base con Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc, varietales que aportan mucha concentración fenólica.
Podemos decir que no siempre se cumple con la idea de que “el vino cuanto más viejo, mejor”. No todos fueron pensados ni están hechos para ser atesorados por años. Por eso mismo, antes de decidir añejar un vino hasta una ocasión especial, hay que tener en cuenta estas consideraciones y consultar con una persona que sepa sobre el tema para que te pueda asesorar y así vivir una agradable y placentera experiencia.