La vid es una planta trepadora que puede alcanzar gran tamaño y un enorme volumen de hojas y ramas. Si no se le ofrece un material de sostén o de conducción, la planta crecerá sin control alguno. Para evitar que eso ocurra, poder tecnificarla y que sean más fáciles las tareas de cosecha, existen distintos métodos que permiten guiarla correctamente.
La conducción de la vid es una actividad que está directamente vinculada con la poda. La combinación de ambas busca darle forma a la planta, reducir su volumen para que solamente cuente con la cantidad justa de racimos y hojas, y mantener su desarrollo bajo control. No sólo eso, la poda también permite definir la cantidad y ubicación de los brotes proyectados para la producción del año siguiente. Como resultado, una correcta conducción de la vid, sumada a una poda adecuada, favorecerá el perfecto crecimiento de la planta y la obtención de uvas de gran calidad.
Es importante destacar que ambas actividades se definen desde el surgimiento del proyecto vitivinícola, ya que determinan el enfoque del negocio y los segmentos de los productos que se desean abarcar. No se trabaja de la misma manera sobre una planta donde se busca mayor producción de uvas, comparado con una donde se necesita una menor producción pero con mayor concentración.
Tipos de sistemas de conducción de la vid
Los sistemas de conducción de la vid se agrupan en dos tipos fundamentales: los sistemas libres y los sistemas con apoyo.
- Sistemas libres: son aquellos donde la planta no tiene una estructura de conducción permanente y, como consecuencia, crece descontroladamente y posee mucha cantidad de follaje.
- Sistemas con apoyo: son los que emplean diferentes tipos de estructuras, desde muy sencillas hasta muy sofisticadas, y que permiten guiar correctamente la planta a medida que va creciendo.
El sistema de conducción que tenemos en Alba en los Andes, que es el mayoritario, entra en el grupo de los sistemas con apoyo y se llama método de espaldero. ¿En qué consiste? En la distribución de las cepas en hileras, de manera prolija y recta, guiadas por tendidos de alambres sostenidos por postes que permitirán que la planta se vaya trepando a medida que crece. El espaldero tiene la característica de que la canopia, que es la parte verde o aérea de la planta, va perpendicular al suelo, a diferencia de lo que se utilizaba mucho antiguamente, y se sigue usando pero en menor medida, que es el parral.
“En Alba en los Andes elegimos este tipo de conducción porque buscamos lograr mayor insolación, que haya mayor incidencia de los rayos de luz sobre las hojas y frutos, lo que se traduce, por ejemplo, en vinos más concentrados. También por cuestiones sanitarias, porque permite que esté más aireado y no haya tantas enfermedades de origen fúngico. Todos estos beneficios están pensados por la calidad de producto, tanto la calidad intrínseca como la parte sanitaria del producto obtenido”
Bernardo Bossi Bonilla – Enólogo Alba en los Andes
Como ya hemos explicado en otras notas, todas las labores que se realizan en la finca a lo largo del año son importantes. Pero el gran secreto radica en estar presente en los detalles y no dejar nada librado al azar. Por eso, elegir el sistema de conducción y de poda que mejor se adapte a las características de la región y del producto final que se desea obtener, son determinantes para que el mismo sea de gran calidad.