Nuestro blog

La respuesta es sí. Te contamos cuáles son, en qué orden consumirlas y los efectos sensoriales se producen al combinarlas entre sí. 

Si consideramos que maridar no es mezclar sino potenciar dos cosas por separado, el vino es muy versátil a la hora de alternar su consumo con otras bebidas alcohólicas durante una comida de varios pasos. 

Entrada:

El vermut es una bebida con base vínica. Al ser ligera y fresca nos aseguramos que no va a alterar ni en aromas ni en sabor cualquiera de las otras comidas y bebidas que elijamos consumir después. 

“El vermut marida muy bien con el vino y además está vinculado con nuestra idiosincrasia cultural dada por la inmigración”, cuenta nuestro enólogo Bernardo Bossi Bonilla. Tiene, generalmente, baja graduación alcohólica, además, al poder fusionarlo con sodas, jugos naturales, otras bebidas sin alcohol, hierbas y cítricos, su potencia suave es ideal para acompañar el primer paso de una cena y para maridar con vinos blancos, rosados, tintos o espumantes.

Plato principal y postre:

Para los distintos platos que siguen durante la comida, nuestro especialista recomienda consumir exclusivamente vino.

“A la hora del plato principal, elegiría algo con más estructura y finalmente, para acompañar el postre, una excelente opción es un espumante dulce”.  

Bernardo Bossi Bonilla, enólogo Alba en los Andes
Durante la comida nuestro especialista recomienda consumir sólo vino.

Fin de fiesta:

Vemos que en las mesas protocolares, las cenas terminan con el consumo de una medida de whisky, vodka, ron, ginebra o tequila. Todas ellas son bebidas destiladas con mucha potencia y alta graduación alcohólica; dos características que inhiben las pupilas gustativas. Por eso, si vamos a elegirlas para coronar una noche de festejos, lo ideal es que luego de nuestra última copa de vino -en cualquiera de sus versiones-, tracemos una especie de línea imaginaria a modo de corte. 

Blancos y espumantes, aliados del calor

Por cuestiones obvias a la época del año en que celebramos las fiestas, lo ideal para acompañar las comidas es el consumo de vinos blancos o rosados -cuya temperatura ideal es de entre 5 y 7 grados- o de aquéllos tintos livianos que pueden tomarse frescos como nuestro Finca Malbec, un ejemplar del año, ligero, frutado, con buena acidez, cuerpo medio y sin demasiada complejidad. Un vino apto, incluso, para beber todos los días. En este caso, la temperatura ideal de este vino en una  noche de verano es por debajo de los 15 grados. 

Pero para los amantes de consumir vinos con mucho cuerpo en cualquier época del año, también hay buenas noticias. Nuestro enólogo cree que, “si el plato principal pide un buen tinto, no tenemos que tener reparos en consumirlo; incluso si hace mucho calor y el vino llegó a temperatura ambiente, también está permitido agregar un hielo”. En este caso, se trata de vinos reserva o gran reserva y su temperatura debería alcanzar los 17 grados aunque en épocas de mucho calor, se recomienda enfriarlos algunos puntos por debajo de ese rango para que al servirlos ganen temperatura. Un tip ideal para estas épocas: enfriar la copa con agua helada durante algunos minutos, luego descartarla y servir la bebida.

Los vinos blancos son ideales para mezclarlos con frutas, ron y cítricos.

Coctel refrescante con vino

Además de maridar con otras bebidas y con las distintas comidas que consumimos, las fiestas también son una buena oportunidad para incorporar el vino en la coctelería. En este caso, los blancos siempre se prestan mas para este tipo de preparaciones, por una cuestión de color, porque no son invasivos y porque permiten jugar con las tonalidades y hacerlas apetecibles a la vista. Nuestro Finca Chardonnay es el tipo ideal para mezclarlo con frutas, ron jóven y cítricos y animarse a disfrutar del vino en preparaciones nuevas, frescas y exquisitas.  

¡Ahora ya podés planificar tu mesa festiva como un especialista!

Scroll to top