La degustación es un ritual maravilloso en el que se ponen en juego los cinco sentidos para revelar la esencia misma del vino. Al momento de la cata, es importante saber cómo proceder adecuadamente, para lograr así una experiencia realmente enriquecedora. En esta nota, te invitamos a recorrer este viaje sensorial con nosotros, de la mano de uno de los vinos de Alba en los Andes más premiados: nuestro Finca Chardonnay.
Antes de degustar, hay algunos factores importantes a tener en cuenta. Hablamos con Bernardo Bossi Bonilla, enólogo de Alba en los Andes, quien nos brindó consejos sobre cómo llevar a cabo una buena cata de vino blanco. En cuanto a la temperatura de servicio, en líneas generales, los blancos que no son tan complejos ni de estructura amplia suelen consumirse fríos. En el caso particular del Finca Chardonnay, recomendamos servir el vino a 10 grados —lo cual se puede hacer con una copa previamente enfriada— y dejar reposar para que tome temperatura y llegue a los 12 grados. Esta es la temperatura ideal para poder apreciar el vino tanto en nariz como en boca. En un restaurante, se puede pedir una frapera con el fin de mantener el vino blanco en su temperatura óptima.
A su vez, cuanto más complejo es el vino, mayor temperatura se aconseja que tenga el mismo para tomarlo (aproximadamente de unos 15 grados). En este sentido, Bernardo adelanta un poco de los nuevos productos de Alba en los Andes: “Actualmente estamos trabajando en la elaboración de un Chardonnay Gran Reserva, que tiene un paso prolongado por barrica de roble, lo que le otorga mayor complejidad.”
La copa se toma desde su pie, tallo o bien desde la base. Esto es para que no se caliente con el calor de los dedos y la mano. La forma de la copa también tiene su razón de ser: el hecho de que sea más ensanchada en la parte de abajo permite que el vino pueda tener movimiento, lo cual hace que se desprendan los aromas. La parte superior suele ser más angosta, ya que de esta manera, los aromas se detienen en el borde y se mantienen concentrados allí.
Hasta qué punto llenar la copa es otro de los grandes interrogantes del mundo del vino. Al pedir una copa en un restaurante, es usual que se sirva hasta un poco más arriba de la altura deseada. Lo cierto es que, idealmente, hay que llenarla hasta la parte más ancha de la copa. Más arriba, se corre el riesgo de derramar la bebida al agitarla.
Llegado el momento de degustar, tres aspectos juegan un papel crucial: la vista, el olfato y el gusto.
Aspecto visual
Como primer punto importante a observar, tenemos el color: un color atractivo ya es indicador de la calidad del vino. Asimismo, observamos el brillo, la tonalidad (por ejemplo, si es un amarillo dorado, o más bien verdoso o acerado), la intensidad (puede ser un amarillo pálido o intenso), la limpidez (la cual hace referencia a la pureza o transparencia del vino), los reflejos, y las lágrimas o caída del vino.
El Chardonnay es una variedad que a la vista es amarillo-verdoso, lo cual denota que es un vino joven, es decir, que se estima que su consumo se realice dentro del primer o segundo año, y que no tiene un paso extenso por barrica. Premiado como Value white of the year por Tim Atkin, el Finca Chardonnay de Alba en los Andes se distingue por su característico color amarillo verdoso brillante.
Aspecto olfativo
Una vez dentro de la fase olfativa, se sugiere que para sacar un mejor provecho de la misma, se acerque la copa por primera vez a la nariz con el vino quieto. Luego de esto, se puede oxigenar moviendo ligeramente la copa en forma circular, y hacer una segunda nariz —un consejo para quienes estén comenzando en el mundo de la degustación es hacerlo sobre la mesa, para no derramar el vino. De esta forma, en la primera nariz vamos a encontrar características del terroir y del varietal, mientras que en la segunda se podrán apreciar las notas de vinificación.
Los vinos blancos en general tienen moléculas de aromas más frescos, frutales y florales. Podemos identificar 3 tipos diferentes de aromas. Los aromas primarios provienen de la variedad. Posteriormente, durante la fermentación, aparecen los aromas secundarios. En una tercera etapa, durante la crianza, aparecen los aromas terciarios.
Hay una particularidad que se destaca en el Finca Chardonnay: lo que se denomina “cosecha anticipada o temprana”. Lo que esto genera es que en nariz vamos a encontrar notas más cítricas (a cáscara de lima, por ejemplo), escapando de las notas tropicales que habitualmente se pueden encontrar en otros varietales de uva blanca.
Esto le otorga al Finca Chardonnay cualidades excepcionales y propias de un vino gastronómico. Es decir, un vino que no tiene aristas destapadas o predominancia de una característica sobre otra, donde el terroir y las notas varietales son totalmente equilibradas.
Aspecto gustativo
Finalmente, llegamos a la parte más esperada: probar el vino. Es en este paso en el que se desprenden los aromas y sabores más intrínsecos de nuestro Finca Chardonnay. La sensación que se produzca en las papilas llevará a apreciar factores como la astringencia (sensación de sequedad y rugosidad), la redondez (equilibrio) o el volumen. También podremos dar cuenta de la acidez, lla estructura, el estilo, la vinificación y el cepaje del vino. El Chardonnay de Alba en los Andes es un vino frutal y de gran frescura, que invita a seguir bebiendo. Al igual que en nariz, también vamos a encontrar notas cítricas equilibradas y un final más largo, otorgando mayor profundidad.
Cabe mencionar que en una cata técnica o más profesional, se toma un vaso de agua entremedio de cada copa de vino que se degusta. Esto tiene la finalidad de limpiar la boca y rehidratar el cuerpo.
Al ser consultado por el maridaje, Bernardo asegura:
“El Finca Chardonnay de Alba en los Andes es un vino sobrio y versátil, lo cual le quita peso a la hora de poder maridarlo con diferentes platos”.
Bernardo Bossi Bonilla, enólogo de Alba en los Andes
Dicho esto, su recomendación personal: acompañarlo con una ensalada de hojas verdes, con manzanas y salmón ahumado. La acidez del vino marida muy bien con este plato, que tiene ingredientes muy distintos entre sí. Y concluye: “otra comida con la que aconsejo acompañar este vino es con empanadas caprese. Anímense a probarlo”.
El arte de degustar un vino blanco involucra detalle, observación y apreciación. Desde el momento en que se elige la temperatura hasta la distinción de matices en su color, aromas y sabores, cada fase de la degustación ofrece una ventana única hacia la calidad y complejidad de la bebida. Al fin y al cabo, el deleite de un vino no solo radica en su sabor, sino también en la conexión e interpretación que establecemos con cada sorbo.
Si querés conocer más tips sobre el mundo de vino, leé nuestra nota de blog “Al momento de tomar vino, ¿vaso o copa?” https://albaenlosandes.com/blog-alba-en-los-andes/tips-sobre-vino/al-momento-de-tomar-vino-vaso-o-copa/