Una buena comida con amigos, algo que celebrar, la maratón de viernes de tu serie favorita… todas son excusas válidas para abrir una botella de vino. Pero, ¿qué pasa si no la terminaste? ¿Es posible conservarla durante mucho tiempo? Y si perdiste o se rompió el corcho, ¿qué haces? A continuación, vamos a intentar despejar todas esas dudas y brindarte algunos consejos para conservar la bebida de la mejor manera.
Hay un dicho popular entre los que trabajan con el vino que dice: “botella abierta, botella muerta”. Si bien no es una frase muy simpática, afortunadamente hoy en día podemos decir que no es del todo cierta.
Una vez que una botella es descorchada, o destapada, pierde las condiciones con que la bodega asegura su buena evolución. Cuando el oxígeno entra en contacto con el vino, comienza lo que se conoce como el proceso de oxidación, una reacción química que hace que vaya perdiendo su sabor, su aroma y calidad a medida que comienza a “airearse”.
Dependiendo de las condiciones del vino, este proceso puede tardar más o menos tiempo. En promedio, estamos hablando de entre 3 y 6 días hasta perder completamente su calidad. Pero la buena noticia es que es posible estirar el proceso un poco más.
Para evitar que el oxígeno ingrese continuamente en la botella y la bebida se deteriore, lo primero que hay que hacer es taparla. Lo ideal es siempre utilizar el mismo corcho de la botella. Puede parecer la solución más obvia, pero esta acción no evita completamente que el vino se oxide. De todos modos, es mejor que dejarla abierta.
Pero, ¿qué pasa si lo perdiste, lo tiraste sin querer o no podes ponerlo porque cambió su forma? Para esas ocasiones existen en el mercado algunos tapones alternativos.
Hasta hace muy poco tiempo, el tapón natural de alcornoque era casi la única opción aceptada por el consumidor. Debido a que no brindaba completa seguridad ante la problemática del olor y gusto que se impregnaba en los vinos, se comenzaron a generar otras opciones, como tapones sintéticos, micro aglomerado de alcornoque, tapas a rosca, tapones de vidrios, entre otras. De las diversas alternativas, fueron los tapones de micro aglomerado los que más se desarrollaron y adaptaron a las pretensiones, tanto de los productores como los consumidores, asegurando un excelente funcionamiento en el tapado de los vinos.
Otra alternativa es la famosa bomba de vacío. Se trata de un dispositivo que extrae el aire de la botella, permitiendo que se conserve por varios días más. Su uso es muy sencillo: se coloca en la botella uno de los tapones que trae el aparato y sobre él se ajusta la bomba de vacío. Una vez hecho esto, se extrae todo el aire que se encuentra dentro de la botella hasta “sellarla” en su totalidad. Las opciones de bombas de vacío disponibles en el mercado también prometen alargar unos días más su conservación.
Además de taparlo correctamente y evitar así el contacto constante con el aire, también aconsejamos:
- Cambiar el vino a una botella más pequeña para que tenga el menor oxígeno posible.
- Conservarlo siempre en la heladera, ya que el frío ayuda a que la oxidación demore más tiempo en suceder.
- Mantenerlo en un lugar oscuro y fresco; evitar completamente el contacto con la luz y el calor.
- Colocar la botella siempre en forma vertical para que el oxígeno solo esté en contacto con la superficie del mismo.
Así que ahora no hay excusas. Podes disfrutar tranquilo de una buena botella de vino aunque no la vayas a terminar en el momento.