Los vinos pueden clasificarse de muchas formas. Cuando nos referimos a Gran Reserva, generalmente estamos haciendo mención a vinos superiores y de gran corte. Pero más que nada, al tiempo que el vino permanece almacenado en una barrica antes de llegar a las copas de los consumidores.
La clasificación, que funciona para orientar a los amantes del vino acerca de sus cualidades implica, mundialmente, distintas cosas. “En Argentina, un vino de Gran Reserva, establece una relación de 1.350 grs de uva por litro de vino y de una guarda mínima en bodega de 18 meses”, cuenta nuestro enólogo Bernardo Bossi Bonilla.
¿Cómo es la uva argentina que da origen a estos vinos?
Si la planta hace mayor trabajo o esfuerzo, el resultado es una uva más concentrada. Por eso, el grano de la fruta que es trabajado para obtener vinos de Gran Reserva es aquel que tiene mayor relación uva/vino y una piel más gruesa. El resto de los vinos -los de consumo masivo o diario- tienen una relación kg de uva por litro de uva que es menor ya que se trata de uvas más grandes, con mayor agua en su interior y de menor concentración.
Llevar la planta a una producción superior en kilogramos de uva para que sea más vigorosa, es posible en suelos profundos, fértiles y alejados de la montaña. Por el contrario, en la montaña, dónde las condiciones son adversas, la planta tiene una raíz más chica y se expande menos. Eso complota negativamente contra la producción natural pero a favor de la concentración, alentando la producción de vinos Gran Reserva en esa zona.
“La zona y los tratamientos vinícolas que hacemos sobre la planta le dan su particularidad”
Bernardo Bossi Bonilla, enólogo Alba en los Andes
Nuestro vino Gran Reserva
Luego de haber trabajado no sólo en la bodega, sino previamente en un sector de la finca que consideramos especial, estamos prontos a lanzar nuestro primer vino Gran Reserva. Se trata de un vino que tiene 24 meses de estadía en barricas nuevas de roble francés. Nuestros Alba Gran Reserva Cabernet Franc y Gran Reserva Malbec son vinos con estructura y con una complejidad devenida de su tiempo de guarda. Potentes pero elegantes. Ideales para la gastronomía argentina para acompañar comidas tradicionales como el asado, el locro, los guisos y las empanadas.